La leyenda del camaleón multicolor
Hace mucho, mucho tiempo, en la época cuando Colón descubría América,
los camaleones no cambiaban de color; sólo eran verdes. Les molestaban las
aves, ya que éstas tienen sus alas de diferentes colores, y siempre les
recordaban que nunca tendrían un color tan bonito como ellas.
El día anterior había ido al bosque un camaleón llamado Gaspar, quien no
soportaba que las aves se burlaran de el, porque su único color era aburrido.
El quería ser de todos los colores, igual que su bosque, colorido y donde
siempre había un arco iris. Deseaba el
gris, el rojo, e incluso, el amarillo.
En el momento en que todos dormían, Gaspar fue a molestar a las aves.
Cuando llegó, empezó a sacarle las plumas. Lo hizo con delicadeza para que no
se despertaran y el día siguiente las pobres estaban sin plumas y pelonas.
Cuando descubrieron que Gaspar era el responsable dijeron enojadas:
- Ese camaleón piensa que puede
ser hermoso.
Mientras tanto, Gaspar se había hecho un traje con esas plumas y lo usó
por una semana. Un día de calor, quiso quitárselo pero estaba adherido a su
cuerpo y no pudo hacerlo.
El pobre fue a descansar a un hoyo y al día siguiente las aves lo
encontraron allí, pero vieron que era del mismo color que la tierra
Joseph
Joseph
En un pueblo
lejano, había una hermosa joven llamada Isabela. Ella tenía el cuerpo blanco;
era rubia, bella y tenía unos hermosos ojos azules como nadie. Su papá decía
que era porque su madre era una sirena.
Un día, mientras
Isabela caminaba en el bosque, conoció un muchacho que se llamaba Edward y
tenía los mismos ojos que ella.
Al mirarse, sus
ojos brillaron. Edward la saludó y ella a él, y así se quedaron charlando hasta
el atardecer.
En ese momento
Isabela le preguntó porqué sus ojos eran así, y él le dijo lo mismo que le
había dicho su padre a ella. Isabela no lo podía creer. Entonces le pidió que
fuera al bosque a las diez de la noche.
Isabela estaba
enamorada de Edward y al verlo se ponía nerviosa.
Cuando se
encontraron él le dio un anillo, pero al sacarlo de su envoltorio, el anillo se
cayó a una catarata blanca. Isabela y Edward se tiraron juntos y al caer se
iban hundiendo de a poco.
Tomados de la
mano, el hermoso azul de sus ojos se volvió blanco, y el blanco de la catarata se
volvió azul, así como todos los mares son azules.
Dijo su padre que
Isabela y Edward se convirtieron en sirenas y que ellos protegen a todo aquello
que sea agua. Por eso los mares, cataratas y el agua de ellos son azules
Violela
Violela
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